[RetroReview]: ‘Cowboy Bebop’ o el triunfo de los perdedores

[RetroReview]: ‘Cowboy Bebop’ o el triunfo de los perdedores

Este 3 de abril nos acercamos al aniversario número 20 de la primera emisión de Cowboy Bebop, el anime de Shinichiro Watanabe que nos llevó al espacio, nos prometió el futuro, y al final nos reconcilió con nuestro pasado.

Durante estas últimas dos décadas, Cowboy Bebop se ha convertido en uno de los animes que mejor han envejecido. Tal y como prometía el texto detrás de Spike en el opening, esta historia iba sobre: «crear nuevos sueños y filmes rompiendo con estilos tradicionales. La obra, que será reconocida como un nuevo género por sí mismo, será llamada… COWBOY BEBOP». ¡Y vaya que lo ha logrado!

En GeekPill queremos reencontrarnos con esta joya de la animación, a través de una RetroReview donde exploraremos la grandeza de esta historia, sus personajes y la gran lección que nos deja.

https://youtu.be/dWk-VpK4hJo?t=12

‘Cowboy Bebop’: sinopsis o el encuentro de 5 perdedores

Cowboy Bebop es una serie situada temporalmente en el futuro -año 2071-, pero que de futurista no tiene demasiado.

En esta realidad, los humanos han invadido todo el Sistema Solar, gracias a la diseminación de puertas de viajes hiperespaciales que facilitan el transporte entre planetas, lunas y satélites lejanos. Pero que nadie se equivoque: no hay romanticismo o triunfo en este viaje espacial, sino cotidianidad, pues el espacio se presenta como un punto solitario y rutinario a través del cual hay que moverse para conseguir el pan.

Nuestros principales protagonistas son dos viajeros que usan las puertas hiperespaciales para cazar criminales y cobrar recompensas. Sus nombres son Spike Spiegel, un antiguo criminal del grupo Dragón Rojo nacido en Marte, y Jet Black, anteriormente miembro del Sistema de Policía Inter-Solar. Ambos viajan a bordo de la BeBop, una nave espacial que refleja haber vivido mejores épocas, pero que ahora solo es una muestra oxidada de la decadencia en que viven sus dos tripulantes.

A lo largo de sus aventuras, Spike y Jet fracasan continuamente en capturar criminales, pero en el proceso amplían su tripulación con tres nuevos miembros: Ein, un adorable perro Corgi con gran inteligencia; Faye, una chica que se dedica a cazar recompensas para sobrevivir, mientras busca recomponer su vida; y Ed, de nombre real Françoise, una terrícola de 13 años de edad con grandes habilidades para hackear.

En tanto estas personas cruzan nuestro sistema viviendo aventuras poco heroicas e intentando conectarse entre sí, deben hacer frente a antagonistas como Vicious, un antiguo compañero de Spike y ahora enemigo suyo. Ambos ven sus destinos atados por culpa de una mujer, Julia, amante de ambos.

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‘Cowboy Bebop’: el pasado como vehículo de la acción

En Cowboy Bebop los tres personajes principales, los adultos tripulantes de la BeBop son buscadores de quimeras, y eso lo podemos percibir desde los 5 primeros episodios.

Tenemos a Spike Spiegel, quien es la personificación misma de la nostalgia. Una descripción que hace de sí mismo nos lo dice de la forma más gráfica y poética posible: «uno de mis ojos mira al presente, el otro al pasado». Los hechos del presente, la búsqueda de nuevas recompensas, su cotidianidad en el BeBop y la gente que le rodea son para Spike meras abstracciones a través de las cuales debe moverse, mientras sueña con volver atrás -la cual es la mayor de las quimeras-.

Desde el primer episodio podemos ver definidas la naturaleza y motivaciones de Spike. Al final de ese episodio, él está a punto de dejar escapar fácilmente a la pareja de narcotraficantes, simplemente porque ve en ellos un reflejo de su pasado con Julia, con quien quiso huir, y no tanto porque esta gente de verdad le interese. De hecho, su desinterés por la gente a lo largo de toda la serie es colosal, y a pesar de que en cada episodio se hace hincapié en que «su debilidad son las mujeres», la verdad es que Julia -o el recuerdo de Julia, más precisamente- es su única mujer de verdad, y ni siquiera Faye logra romper eso. Y ni hablar de los perros, porque su desinterés por el amoroso Ein es inmediato y frontal, y solo parece adoptarlo como premio de consolación por una misión que salió mal.

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Si el interés principal de Spike es volver a Julia y a su antiguo Yo, el interés principal de Faye es pertenecer. Como todo en esta serie «futurista», ella también está obsesionada con su pasado, pero no busca regresar a él, sino recuperarlo en su memoria y de algún modo sanar sus heridas, para poder integrarse en una nueva historia.

Recordemos, claro, que la relación de Faye con el pasado es traumática desde un punto de vista distinto al de Spike, pues sufre amnesia tras haber sido criogenizada. Esto se ve a la perfección en el episodio 18, cuando se descubre un viejo video de ella en su infancia.

Por debajo del aparente interés de Faye por el libertinaje, hallar recompensas y hacer dinero, su estancia en el BeBop va, entonces, sobre intentar pertenecer: pertenecer al grupo, pertenecer a Spike y, de cierta forma, pertenecerse a sí misma, recuperar las riendas de su vida. Pero su empresa es quijotesca, lucha contra los gigantes del pasado del grupo que no la dejan avanzar.

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Por último, está Jet. Él parece ser el más equilibrado. La serie en principio nos lo presenta como personaje de contraste, alguien que está ahí para apoyar y hacer contrapeso al ego de Spike, poniéndole los pies sobre la tierra -o sobre el BeBop, en todo caso-. Pero Jet también tiene sus grietas: su fracaso se manifiesta en no poder alcanzar el orden cotidiano por el que lucha, porque a pesar de mirar con buenos ojos al presente, busca materializar sus sueños a bordo de una nave sin esperanza, porque una mujer lo abandonó -esta relación es explorada en el episodio 10 del anime con una brutalidad emocional increíble-.

De los tripulanes del BeBop, los únicos dos que no dejan que el pasado gobierne sus vidas son Ed y Ein, la primera porque le da una importancia igual a 0 y el segundo porque es un perro, de naturaleza amorosa e inocente en general.

Desde su llegada a Bebop, tras ser rescatada, Ed demuestra ser la única que presta atención real a Ein. Ambos crean una relación cooperativa y afectuosa, que representa el lado positivo que la serie intenta transmitir.

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Valoración general: el triunfo de la esperanza y el aprendizaje

Existe un interés fuerte en comparar a Cowboy Bebop con Neon Genesis Evangelion. Esto viene de la relación que ambos animes sostienen con los traumas del pasado. Y es que, desde enfoques opuestos, Shinji y Spike son dos sobrevivientes de sus propias decisiones.

Si en Evangelion, Shinji se deja arrastrar por su deber con los Evas, un deber que desprecia y le entristece, en Cowboy Bebop Spike se endurece con cada nueva aventura, empecinado hasta el final por recuperar a Julia. Son dos formas de lidiar con la tristeza, y el método que tiene Spike es una referencia clara de cómo se percibe la serie en general: fumar y abstraerse, viajar y pelear, pero sin olvidar nunca, sin nunca pasar la página por completo.

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Cowboy Bebop es una serie de gran categoría, con estilo y una exploración de los alcances del anime como género bastante innovadoras. Mezcla de film noir, ópera espacial, comedia, ates marciales y acción. No es, sin embargo, una serie que se disfrute fácilmente.

La insistencia con el tema de la nostalgia y el pasado es una invitación a ir viviendo cada episodio y cada personaje como si se tratara de retirar una a una las capas de una cebolla.

Poco a poco vamos aprendiendo más sobre Spike, Jet y Faye, y cada vez es más doloroso para ellos y para nosotros. Esto, para alguien acostumbrado al anime, es un reto interesante, pues nos obliga a prestar más atención a los silencios y a lo no dicho, algo que no ocurriría con Death NoteFullmetall Alchemist, Attack on Titan o algún otro «must see». Es algo atractivo pero que puede alejar un poco a quienes no han sido iniciados en este género.

Pero la recompensa al final de este trayecto llamado Cowboy Bebop es grande: música genial, aventuras y una lección sobre la vida importante: el cómo asimilamos las derrotas en nuestra vida, porque eso que nos hace ser perdedores, puede también ser un vehículo para encontrar amor y un hogar -como en el caso de Ed y Ein-, o puede llevarnos a la alienación, como en el caso de Spike. La decisión, al final, es nuestra.

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